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martes, enero 01, 2008

Agradecimientos - Nota de V

Amigos:

Llegamos al final del blog de Muv y ha sido una experiencia extraña. Extraña porque comenzó sin pretensiones; extraña porque ha tenido lectores, seguidores, fanáticos; por que duró un poco más de dos años (si contamos su nacimiento en los papeles rotos) y porque, a veces mejor, a veces peor, la historia encontró solita su camino y Muv y compañía se convirtieron hasta para mí, en seres entrañables.
"Nunca te enamores de tus personajes" es una de las reglas de oro de los escritores. Muv fue, durante este último año, mi mejor compañera. Hizo mi 2007 más llevadero.
Cuando escuchen a un escritor decir "escribir me salvó la vida", creanle. Escribir, a veces, nos salva y nos sana.
No me queda más que agradecerles a todos y cada uno por acompañarme en este viajecito. Gracias suena a muy poquito, pero es todo lo que puedo decirles. Es cierto que sin lectores ahí, para qué escribir desde acá, pero también es cierto que si algún mérito tuvo este blog fue el de conquistar a todos esos que no forman parte de ningún círculo literario. Y si quieren que les diga algo, con sinceridad, me alegro que así haya sido. Si aspiro a convertirme en escritora alguna vez, segurísimo que no es para que me lean los escritores sino los protagonistas de todas las novelas, cuentos e historias que hay por ahí: los lectores.
Así que, eso: gracias a todos.
Nos vemos en el anteojo o por ahí, en el cibermundo.
Abrazos a montones. Y aplausos por haberme acompañado todo este año.
Y como no puede ser de otra manera y porque este blog tiene banda de sonido hasta en el último post, lo que yo les cantaría si supiera cantar y si los tuviera a todos cerca.
Más abrazos (pero sólo para los que se los merecen)
V.


Actualización del 18/01: En la barra del costado, todita la historia desde el principio al final ordenada, gracias al Sr Blogger.

lunes, diciembre 31, 2007

Ellos

Ella caminó hasta la puerta. Él la siguió en silencio. Despidieron a Jerónimo.
Podés venir cuando quieras. Ahora, más que antes, dijo Muv y le dio un beso con ruido en el cachete.
No la cagues, pendejo. Portate bien. Cuidate, dijo Salvador y lo abrazó.
Jerónimo dijo todo que sí y giró sobre sus talones para mover la mano, mientras lo miraban desde la puerta de calle.
Entraron cuando sólo quedaba un puntito de Jerónimo en la distancia.
Ella lo miró y sonrió.
El la miró y sonrió.
Sabés que es lo que más me gusta de vos, Salvador, le preguntó con tono solemne.
Que soy tan hermoso?
No, además de eso.
Qué soy tan exitoso y tengo esta fortuna multimillonaria, dijo Salvador.
No. Que sos un idiota, dijo Muv y largó una carcajada.
Ah, sí. Mi idiotez ha conquistado a más de una, dijo Salvador y le sacó la lengua.
En serio, nabo.
Qué carácter te está apareciendo desde que te convertiste en madre. Qué paciencia voy a tener que tener.
Querés saber o no querés saber.
Quiero.
Bueno, lo que más me gusta de vos es que querés bien a la gente. Y que vas a ser el mejor padre que puede tener mi poroto.
Nuestro poroto!
MI-PO-RO-TO. Hasta que nazca es mío, mío, dijo Muv y puso la mano de Salvador en la panza, que era la misma de siempre, pero con un poroto de 1,3 cm.
Bah, qué me importa. Va a vivir más tiempo afuera de tu panza que dentro de ella. Así que, quedatelo por ahora. Pero te adelanto: es una nena y va a ser mi novia toda la vida.
Que me importa, dijo Muv. Madre hay una sola.
Por suerte, dijo Salvador. Imaginate si nosotros tuviéramos dos o tres.
Suicidio, respondió Muv.
Juntaron los vasos y los llevaron a la cocina. Después se fueron a acostar.
Muv esperó un rato antes de hablar.
Terminaste de rezar, le preguntó a Salvador.
Sí, ya está. Tengo sed. Voy a buscar algo para tomar. Querés algo.
No. No quiero nada.
Uff, justo cuando me había acomodado. La puta madre. Ahí vuelvo.
Salvador prendió el velador y fue caminando como siempre camina hasta la cocina, sin prender el resto de las luces.
Muv se tocó la panza. Cerró los ojos y se quedó dormida.
Salvador la miró dormir durante un rato largo, primero, apagando su sed y después de terminar de tomar. La vio feliz, la vio como siempre había querido verla.
Apagó la luz y se acostó acomodando el cuerpo a la silueta de Muv.
Sabés qué es lo mejor de todo esto, le preguntó Muv entredormida.
Qué es.
Que somos muy felices y estamos los tres vivos. Y nunca más vamos a estar solos. Nunca más en la vida porque ahora tenemos a alguien que nos necesita.
Amén, dijo Salvador.
Durmieron hasta el mediodía. Cuando se levantaron, empezaron a discutir dónde iban a poner la cuna.


No fue un poroto. Fueron dos: Ignacio y Guillermina. Nacho y Guille para todo el mundo.
A Guille desde que nació, le gustó dormir arriba del pecho de su papá y Nacho heredó la boca de su mamá, los rulos de su papá y no puede estarse quieto pero esa es otra historia. Hasta acá, la historia de Muv o de Salvador o de Muv y Salvador. Una historia con final feliz.
Por fin sentaron cabeza, esos dos, hubiese dicho la Oma. Seguro lo dijo desde arriba. Y seguro, segurísimo, sonrió.