sábado, junio 02, 2007

Fiestas

Llamó Leni, dice Salvador cuando Muv entra a casa, después de pasar por la editorial. ¿Cómo te fue?
Como el culo, dice Muv y tira el nuevo material sobre la mesa. A vos te parece... Radiohead para bebés y Consejos para chicas enamoradas. ¿Te das cuenta? Me quiero matar. Qué voy a escribir sobre esto. Es imposible.
Bué, algo se te va a ocurrir. Se te ocurrió con Abuelos en el geriátrico, dice Salvador. Derecho de piso, nena. Aguantá.
Qué dijo Leni, pregunta Muv mientras abre la heladera y no encuentra nada que le guste. Saca una botella de coca cola y toma del pico. Loco, no hay nada en esta casa. Si no voy yo al chino, no va nadie.
Servite en un vaso, le dice Salvador. No ves que se le va el gas.
Qué hincha bolas. Qué dijo Leni, vuelve a preguntar cerrando la botella y guardándola en la heladera otra vez.
Que el sábado festejan el cumpleaños de Pedro y que si queremos ir, estamos invitados.
Muv abre la alacena buscando galletitas. No hay.
Por qué no vamos a querer ir, le pregunta, volviendo de la cocina con las manos en los bolsillos del pantalón y fastidiada.
Y yo qué sé, dice Salvador.
Ah, por el gato ese... dice Muv arqueando las cejas. Vamos a ir. O no?
Y no sé. Vos querés ir?
Obvio que quiero ir. Cómo vamos a faltar al cumpleaños de Pedro.
El año pasado no fuimos.
El año pasado era el año pasado. Este año, vamos.
A lo mejor podemos hacer otra cosa ese día, sugiere Salvador.
De ninguna manera. Vamos a ir.
Yo no sé si tengo ganas de ir.
¿Por qué? ¿Por qué no tenés ganas de ir?
Porque va a ser para quilombo.
Quilombo por qué. Te pasa algo con la mina esa, todavía?
Pf. No. Qué me va a pasar. Nunca me pasó nada.
Claro, dice Muv y estira la a de claro. Nunca te pasó nada. Cierto.
Uff. No empecemos.
Nadie empieza, responde Muv y revuelve la cartera hasta encontrar los cigarrillos.
No tendría que haber abierto la boca, piensa Salvador. Faltan unos días para el sábado aún y es probable que durante lo que reste de la semana, Muv cambie de idea por lo menos dos veces, mejor no digo nada más.
Se quedó callado un rato.
A fin de mes hacen el relanzamiento de la revista, le cuenta Muv. Hoy me invitaron al evento, le cuenta mientras vuelve a mirar el libro y el disco. A quién se le puede ocurrir hacer un disco de música para bebés con los temas de Radiohead. Vuelve a dejar todo sobre toda la mesa.
Ah, qué bien! Es una buena noticia. Si te invitan es porque te consideran dentro del equipo de trabajo.
Qué me van a considerar. Ese forro que me da los libros no me dijo una palabra. Me encontré con Esteban en un pasillo y él me dio la invitación.
Y bueno, qué te calienta el forro si el tipo que pesa más te invita.
Nada. No me calienta. Ni lo registro. No sé, mirá, ni lo ignoro.
Ah.
Me vas a acompañar, no?
Yo? Por qué? Qué tengo que ver?
Cómo que tenés que ver. ¡Cómo qué tenés que ver!
Salvador suspira. Hace sonar el cuello.
Falta mucho para fin de mes, dice.
Y sí. A lo mejor para fin de mes, ya sabés qué tenés que ver, no?
Qué paciencia, dice Salvador.
Já! responde Muv a eso y agarra las llaves.
¿Dónde vas? pregunta Salvador.
Al chino. Querés algo?
No, lo que vos quieras está bien.
Sale dando un portazo y vuelve a entrar.
Quiero que vayas conmigo a la fiesta de la editorial, Salva, le dice. No quiero ir sola.
Bueno, después hablamos más tranquilos del tema. Metele que el chino va a cerrar.
No hay nada que hablar. No quiero ir sola. Acompañame.
Al chino?
A la fiesta, estúpido.
Falta todavía.
No me dejes sola, Salvador, le exige y a Salvador esa frase le suena mal.
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué pasa?
Muv lo mira. Y siente que va a abrir la boca y le va a contar que no sabe qué pasa, que cuando lo ve a Joaquín le agarra una cosa acá, arriba del ombligo y que quiere que esa cosa se le vaya y que ir a la fiesta sola es alimentar esa cosa, pero no dice nada.
Nada. Bajo al chino, dice y sale.
Salvador siente que algo le incendia el estómago. Carajo, piensa, acá está pasando algo.