martes, febrero 20, 2007

Cositas

No te fuiste a tu casa, al final, dice Muv cuándo ve que Salvador entra al departamento.
Uh, todavía seguís enojada. Qué mina rencorosa, contesta Salvador aflojando la corbata y tirando el saco sobre el sillón.
Camina hacia el dormitorio. La ropa va quedando desparramada por el piso a medida que avanza. Muv sigue el rastro y piensa: esto así, no va.
Salvador sale en calzones de la habitación. Va descalzo hasta la heladera.
Che, Muv, no hay coca, le dice.
Ajá, dice Muv, sin moverse de su lugar, dónde lee una revista.
Qué vamos a comer, le pregunta Salvador desde la cocina, lo único que se ve acá es ensalada y fruta. Vos te volviste loca, no?
Sin dejar de mirar la revista, Muv piensa en qué decir.
No. O sí, pero no por comprar verdura y fruta. Vos no te ibas a tu casa hoy?
Salvador silba una canción de los Ramones y lo hace bastante mal pero como Muv lo conoce, sabe que está haciendo la escena para que ella se levante y vaya a la cocina. Por eso, se queda sentada.
Bueno, dice Salvador, largá. Por qué estás tan enojada.
No estoy tan enojada, Salvador, contesta Muv. Simplemente no soy tu mamá para aguantarte todas las pavadas. Yo no tengo hijos de más de treinta años, ni de menos. Si vos hiciste todo para convertirte en mi hijo, nos equivocamos. Esto asi no va.
Pero... qué...
Pero nada, dice ella, sin levantar la voz, ni dejar de leer la revista.
Pero... ¿no estamos bien nosotros? A mi me parece que estamos bien. No pasa nada grave.
Nunca pasa nada grave, Salvador. Cuándo pasa algo, es porque muchas cositas no graves se amontonaron y yo no quiero llegar a eso. No quiero juntar cositas.
Salvador la mira. La vuelve a mirar. La sigue mirando.
Y no me mires más así, dice ella, que por fin, saca la vista de la revista, no te estoy diciendo nada que vos no sepas. Si nosotros somos como somos porque hace mucho que nos conocemos, no hagas de cuenta que recién nos vimos ayer. Y ponete las pilas, porque yo no soy tu niñera, ni tu juguete.
No quiero irme a mi casa, dice Salvador.
Muv vuelve a la revista. Esa noche, Salvador cocina.