No te parece llamativo que elijas a un hombre que se llama Salvador justo en este momento de tu vida, preguntó la voz que salía desde atrás de la cabeza Muv.
No sé. No pensé en el nombre de Salva cuándo decidí empezar algo serio con él, respondió Muv.
Pero no te llama la atención, dijo, de nuevo, la voz.
Si vos querés que yo diga que estoy buscando que alguien me salve, no lo voy a decir, dijo Muv, cruzándose de brazos.
Es llamativo, dijo la voz, porque vos venís de una familia católica, Muv. El Salvador dio la vida por los demás como promesa de una vida futura y mejor, continuó la analista.
Muv se sentó en el diván. Miró de frente a la voz convertida en mujer de anteojos, cruzada de piernas.
Yo no quiero sacrificar a nadie, dijo Muv.
Seguimos la próxima, le contestó la mujer.